domingo, 21 de enero de 2018

LA FASCINACIÓN DEL ARTE POR LA VELOCIDAD: EL FERROCARRIL I

EDWARD HOPPER: "Locomotora americana", 1944
Stephenson estaba seguro del futuro que esperaba al mundo con la utilización del ferrocarril. Su invento había llegado para quedarse. Así se lo describía a su hijo:


Al arte le fascinó el ferrocarril. Era una metáfora de la vida… y estimulaba la imaginación de los artistas que ampliaron su mundo de imágenes, de palabras, de sensaciones y de vida.

El ferrocarril es la punta de lanza en la revolución de los transportes. Comienzan a investigarse nuevos medios de locomoción… y llegarán el barco de vapor, el automóvil, el avión… que ya formarán parte de las vivencias cotidianas de los ciudadanos y no dejarán de perfeccionarse.
Nada será igual para el ser humano, nada será igual para el arte. La máquina se incorpora a su universo creativo. La máquina se convierte en objeto de representación artística. El cine, la fotografía, las artes plásticas, la música y la literatura convertirán al tren en protagonista de sus obras...
El diseño de carteles de información y propaganda de las diferentes rutas del ferrocarril se convierten a menudo en sugerentes obras de arte llenas de color y expresividad. Diseñadores gráficos y pintores adquieren fama y prestigio a través de estos reclamos publicitarios de gran calidad. Entre ellos destacan PROHASKA, RAY, PIERRE FIX-MASSEAU y, sobre todo A.M. CASSANDRE




El ferrocarril se convirtió en un escenario icónico para el cine. Lugar ideal para el despliegue de un enorme caudal de sentimientos. Despedidas, encuentros y desencuentros, misterios, soledades, alegrías y tristezas. Toda la vida cabía en un tren. Toda la historia se podía reflejar a través de sus pasillos, de sus ventanillas, dentro de sus departamentos… un lugar donde todo era posible.
El ferrocarril jugó un papel clave en la unificación del vasto territorio de Estados Unidos. La presencia del ferrocarril en el western era imprescindible. Un ejemplo notable fue “El caballo de hierro”, un clásico filme de John Ford.
Numerosas obras literarias han sido adaptadas al cine. Relacionadas con el ferrocarril se pueden destacar las de Patricia Highsmith, “Extraños en un tren” y “Asesinato en el Orient Express”.

Fotógrafos de prestigio se dejaron seducir por la vitalidad y el simbolismo que el ferrocarril aportaba a la vida y dejaron su impronta a través de imágenes únicas que han pasado a formar parte del patrimonio fotográfico.
No hay que olvidar que el inicio de la fotografía creció paralelo al desarrollo del ferrocarril. Ambos inventos fueron testimonio del comienzo de una nueva era. Hasta la actualidad no han dejado de perfeccionarse.
Obra del reconocido fotógrafo estadounidense Stieglitz, del año 1903 que se exhibe en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York- donde se ve una locomotora de vapor andando por los raíles de Long Island.










ELIOT ERWITT WYOMING, Steam-Train Press, 1954




La imagen del ferrocarril fue tan estimulante que suscitó la atención del mundo creativo. Producía un sinfín de sensaciones. La máquina empezó a despertar un interés trascendente para la vida. Para el arte se convirtió en un objeto estético no solo por los aspectos materiales y físicos sino también los psicológicos, todo aquel mundo que latía en su interior.

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